Posdata: me quiero

13/09/2015 Paula Díaz-Hellín

Hoy es una de esas tardes en las que sopla el viento con fuerza. Una fuerza especial que te hace salir a la terraza a sentirla en la cara, en tu cuerpo y en todo tu ser. Y es entonces cuando me doy cuenta que es un viento con fuerza de cambio, de cambio por tener la suerte de haber disfrutado de un finde lleno de magia gracias, como siempre, a personas muy especiales en mi vida.

Después de ver una película, creo, de esas que pasan a formar parte de mi lista favorita y que tienen mucho que enseñarnos,  sueño con ir a mi lugar favorito donde mi alma respira y una vez fue mi hogar. Os cuento, ¿la película? “Posdata: te quiero” ¿mi lugar? Irlanda, más concretamente el pueblecito de Liscannor.

Me sale sentarme y compartir contigo algo que aprendí este fin de semana, la fantástica sensación que te produce el no tener miedo a ti mismo y toda lo que eres capaz de conseguir. Fue un fin de semana donde me di cuenta que me estaba boicoteando a mí misma. Boicoteando porque no paraba de poner excusas “inconscientemente” para no pasar a la acción.

image

Gracias a una compi muy especial me di cuenta de ello, y me dedique a reflexionar un poquito en la importancia de salir de nuestra famosa zona de confort y todo lo que ello acarrea, el precioso regalo de saber de una vez que no hay nada que te detenga, ni a ti ni a mí, por cierto enhorabuena por ello!

No paro de pensar lo mucho que dejamos de hacer cosas por no confiar en nosotros mismos, y dejar a un lado nuestro potencial y extraordinario talento humano. He tenido una vida de esas complicadas y llenas de emociones, tanto buenas como menos buenas. Una vida donde he aprendido, por fin, que el poder está en mi corazón, y que temerme a mí misma es algo que no deberíamos perdonarnos jamás.

Dejar a un lado lo que me encanta hacer, en este caso descubrir lugares o como algunos amigos míos dicen “viajar”. Dejar de lado lo que de verdad me hace sentirme viva, bueno corrijo, mejor dicho me hace vivir. Tener una vida que te permite tener la suerte de ver una película donde lloras. Lloras porque te recuerda que no estás viviendo tu vida, ni valorando lo que tienes (aquí te dejo que elijas lo que prefieras).

“Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír.”

-Anónimo-

Te sale mirar billetes para a tu país favorito, y entonces te das cuenta que tienes un pedacito del mundo en tu corazón. ¿Cuántas personas conozco que tengan ya su país favorito? No muchas, y te sientes afortunada. Afortunada porque sabes que te estás aproximando a lo que en verdad eres tú: especial, increíble, extraordinaria, único. Que tienes todo lo necesario para hacer realidad lo que sientes que eres y te mereces disfrutarlo.

Ahora te invito, después de estar todo el día dando vueltas y vueltas a probablemente uno de los mejores fines de semana de mi vida, a que pienses sobre ello. Escogas tu película preferida, el pedacito de mundo y la persona: tu mismo. Y hagas un pacto contigo mismo para siempre y por siempre: no tener miedo de lo que eres, de lo que puedes ser capaz y ver el increíble lado positivo de la vida. O como dice uno de mis mejores amigos, tomarme en broma la vida.

Al fin y al cabo, como decía un genio, ninguno de nosotros saldremos vivos de ella. ¿O sí? 🙂

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.”

-Oscar Wilde-

,
Avatar del usuario

Paula Díaz-Hellín

Coacher emocional....